Desde la tierra de Gandhi, la esperanza

Adoro los días esos que el orgullo de ser cubano te corre por las venas como el magma dentro de un volcán. Particularmente cuando puedes ver la gratitud de otros pueblos del mundo que corren a ayudar a mi patria, ahora herida por el desgarro de un poderoso huracán. Un evento de la naturaleza que ha dejado a muchas familias del oriente en la más profunda desolación, sin techos, sin bienes y con una esperanza que naufraga en un mar de lágrimas. Sin embargo desde la tierra de Gandhi, la India, llega un aliento de luz en medio de tanta oscuridad.

Las relaciones diplomáticas entre Cuba y la India llevan mucho tiempo de un accionar sin pausas. No es la primera vez que esta nación ofrece su mano amiga a mi patria. Puedo decir que recientemente he sido testigo de otras muestras de solidaridad entre nuestros pueblos. No obstante, esta vez sí que es impresionante la ayuda que vino a bordo del enorme Boeing C-17A Globemaster III. Insumos y equipamientos médicos, sillas de ruedas, generadores eléctricos, todo para apoyar la recuperación en el oriente cubano y un aporte a los hospitales.

Pero creo que lo mejor que alcanzó mi lente a fotografiar es el entusiasmo de los muchachos que descargaban el avión. Saben que se necesita con urgencia la tan preciada carga que seguramente las familias agradecerán. Codo con codo, la tripulación de la aeronave y el personal del aeropuerto, se afanan en la ardua tarea de la descarga. Los escasos segundos de pausa apenas alcanzan para los curiosos jóvenes recién llegados “¿Cómo te llamas? ¿Qué idioma se habla aquí? ¿Me haces una foto?” También aproveché, para en nombre de los míos, tener un gesto de gratitud fuera de los protocolos diplomáticos. ¡Gracias India por traer la esperanza a mi patria!