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jueves, 25 de diciembre de 2025

Merca-Navidad

La festividad de origen religioso devino en mercatrama, en un motor de consumo masivo…

José Ángel Téllez Villalón
en Exclusivo 25/12/2025
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Navidad mercantilizada
Navidad mercantilizada (Imagen: Folhox)

La operación se repite año tras año, reproduciendo la estructura de desigualdad y la racionalidad que prevalece en la aldea global. El Capital ha conseguido trastocar la celebración popular, de origen religioso, en una orgía comercial. Los megaconsorcios y las agencias de publicidad des-ordenan todo para la gran mordida de fin de año. Por aquello, de a rio revueltos, de profusión simbólica y emocionalidad inducida, ganancias para tiburones. 

La gente es bombardeada por doquier, descarada y subliminalmente, con mensajes que crean deseos insaciables y compulsiones consumistas. Las creaciones culturales son convertidas en herramientas para la manipulación simbólica, para la inoculación de ciertas narrativas, las que le interesan y benefician a los dueños de los emporios que maximizan ganancias en noviembre y diciembre.   

Con tales operaciones se desplaza del centro la celebración del nacimiento de Jesús y la festividad deviene en un evento comercial. Con la pérdida del sentido original, espiritual y comunitario.

El amor es materializado en obsequios y la felicidad equiparada al estreno de ropas, cenas lujosas y decoración ostentosa del hogar. Una fantasía consumista que presiona y genera estrés, ansiedad y sentimientos de insuficiencia en quienes no pueden cumplir tales expectativas. 

Es el “frenesí navideño” descrito en clave semiótica por Fernando Buen Abad, un plan comercial muy rentable diseñado e implementado por “los mercenarios de las necesidades afectivas y las industrias del festín consumista”. Un plan maquiavélico que “alienta un espiritualismo de la mercancía, cuya capacidad de alienación a menudo se camufla con sonrisas y calidez de Navidad”. Estrategias de mercadeo que “maximizan la conexión emocional del consumidor con las mercancías de época finamente manipuladas por sus expertos en semiótica del esclavismo ideológico”.

Las estadísticas informan del impacto de este accionar corporativo para manipular los afectos y las emociones. 

En EE.UU., las ventas navideñas representan alrededor del 20% del total de ventas anuales del comercio minorista, según National Retail Federation. En 2023, se estimó un gasto promedio de más de $900 por persona en regalos, comida y decoración. Según Adobe Analytics, las ventas online durante el Cyber Monday superaron los $12.000 millones. 

En España, refieren estudios de la Confederación de Comercio, el gasto medio por hogar en Navidad ronda los 700-800€. Y en México las ventas navideñas representan hasta el 40% de los ingresos anuales de pequeños comercios.

Para esta mercantilización de la Navidad, la música desempeña un papel fundamental, como mercancía y como dispositivo cultural que refuerza el ciclo consumista. 

Los artistas lanzan ediciones navideñas o versiones especiales, para emular en las listas de ventas. Se organizan conciertos y giras temáticas. La industria recicla recopilaciones de villancicos y lanza nuevos discos. 

Se genera un auge estacionario. Para muchas compañías, los ingresos navideños representan hasta el 25% de sus ganancias anuales. En 2023, se estimó que la industria del entretenimiento navideño movió más de $30 mil millones a nivel mundial ( PwC). Las ventas físicas y digitales aumentan hasta un 40% en noviembre-diciembre respecto a otros meses. 

Con canciones intencionadas para esta temporada, con letras que refuerzan la ilusión de una Navidad "perfecta", de regalos y abundancia, creando expectativas que se intentan cumplir mediante compras.

La música y los videoclips se instrumentalizan para la conformación de una atmósfera consumista. A través del audio-marketing se activan emociones profundas como la nostalgia y la alegría, que las marcas aprovechan para asociarlas con sus productos. 

Los villancicos tradicionales y las nuevas propuestas del pop navideño invaden los centros comerciales y demás espacios públicos, acompañan la escalada publicitaria. Sirven para para crear un ambiente emocional que estimula la nostalgia, la alegría y la predisposición al consumo, activando recuerdos y sensaciones que favorecen las compras impulsivas.

La repetición de canciones como “Feliz Navidad” de José Feliciano y “All I Want for Christmas Is You” de Mariah Carey, generan un condicionamiento emocional que vincula la Navidad con el festejo y el consumo.

Las encuestas muestran que para más del 70% de los jóvenes, blanco principal de estas operaciones, la Navidad está más asociada a "recibir regalos" que a rituales religiosos o familiares.

Una banda sonora ingenierilmente diseñada y en donde se proyectan la estructura de poderes que caracteriza la distribución de la música a escala planetaria. Con predominio del modelo anglosajón, y sobre todo el estadounidense. Canciones como “Jingle Bells” o “White Christmas”, se han globalizado, se versionan o modernizan, para reproducir la misma estética navideña, la vendida como exitosa y superior.

Como resultado, en muchos contextos culturales, la música autóctona o los villancicos tradicionales han sido desplazados por un repertorio comercial internacional, el que promueven las hegemónicas industrias del entretenimiento. 

Así la Navidad devino en mercatrama, en un motor de consumo masivo, con impactos múltiples, psicológicos, culturales, sociales y ecológicos.

 


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José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural


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