La historia de Cuba posterior a 1959 y la llegada al poder del gobierno revolucionario, está marcada por una serie de hechos que definieron su relación con el vecino del Norte y su intento de imponer su hegemonía en el continente americano. Uno de los principales sucesos que demuestra lo anterior es la invasión a Playa Girón en 1961 y posteriormente la “Operación Mangosta”, campaña encubierta impulsada y financiada por Estados Unidos con el objetivo de derrocar la Revolución cubana liderada por Fidel.
Pero lo cierto es que aun y cuando estos vergonzosos hechos ocurrieron hace más de seis décadas, el objetivo de destruir la Revolución cubana sigue siendo tarea pendiente de los círculos de poder norteños. Solo que ahora la batalla ha cambiado de escenario a una guerra sin cohetes, aviones, soldados, ni bombas.
Hoy la guerra se libra en las mentes humanas bombardeadas desde los medios de comunicación, que generalmente satanizan la Revolución cubana y sus principios, es una batalla donde no escapa la música o las series donde un narcotraficante llega a ser un héroe, no en balde el Apóstol sentenció “Embellecer el delito es incitar a cometerlo”. A este tipo de batalla ideológica se le conoce hoy con el concepto de guerra no convencional, el que ha permitido al gobierno revolucionario interpretar las nuevas formas de presión externa como una continuación de estas acciones históricas.
- Consulte además: Guerra con apellido
Haciendo un breve recorrido histórico recordemos que la invasión a Playa Girón fue protagonizada por un grupo de exiliados cubanos entrenados y apoyados por la CIA, a los que sin dudas no les cabe otro epíteto que el de mercenarios. Los mismos perseguían instaurar un gobierno afín a los intereses estadounidenses. Pero el pueblo cubano en menos de 72 horas logro derrocar la bárbara acción mercenaria solo comparada con una invasión vikinga en busca de un botín. Su fracaso no solo representó la primera gran derrota del imperialismo norteamericano en América, sino que consolidó el liderazgo de la Revolución Cubana y fortaleció el discurso antiimperialista de Fidel Castro.
Poco después, se lanzó la Operación Mangosta (1961-1963), un plan encubierto creado para debilitar internamente al gobierno cubano mediante sabotajes, propaganda, infiltración de agentes y apoyo a la contrarrevolución. Esta fue autorizada oficialmente el 30 de noviembre de 1961 por el presidente estadounidense, John F. Kennedy. Contando con 32 tareas que planeaban destruir la revolución, comenzando una escalada de ataques económicos que se demuestran en los 716 sabotajes contra la infraestructura económica cubana.
En la actualidad, la hostilidad de Estados Unidos ha evolucionado hacia formas más sutiles, pero igualmente peligrosas, las que se agrupan bajo el concepto de "guerra no convencional". Esta forma de guerra no implica un enfrentamiento militar directo, sino que se lleva a cabo en los terrenos económico, informativo y psicológico.
Uno de los elementos más evidentes es el bloqueo económico, impuesto desde 1962 y reforzado en los últimos años. Este constituye un acto de guerra económica, cuyo objetivo es asfixiar al país y generar descontento popular. La escasez de productos básicos, los obstáculos al comercio y las dificultades para acceder a financiamiento internacional son interpretadas como parte de una estrategia de desestabilización.
Otro componente es el apoyo a sectores opositores y ¨medios independientes¨, muchos de los cuales reciben financiamiento desde el exterior, especialmente desde Estados Unidos. Estas acciones no buscan fomentar una sociedad civil libre, sino socavar el sistema político socialista. A esto se suma la llamada guerra mediática, en la que plataformas digitales y redes sociales son empleadas para promover narrativas contrarias al gobierno cubano.
Finalmente, el uso de tecnologías digitales y ciberataques se enmarca en lo que se define como "guerra de cuarta generación", donde los medios de comunicación, la inteligencia artificial, las fake news y la manipulación de la opinión pública actúan como armas no convencionales.
No obstante, el gobierno revolucionario ha sabido construir un discurso que vincula de manera directa estos nuevos desafíos con los eventos históricos de los años 60. La política de resistencia frente a la injerencia extranjera ha sido central para fortalecer políticas internas. La figura del enemigo del Norte sigue siendo un elemento cohesionador, y Playa Girón y la Operación Mangosta continúan siendo símbolos de esa lucha.
Lejos de quedar en el pasado, la invasión a Playa Girón y la Operación Mangosta siguen influyendo en la forma en que Cuba entiende y enfrenta los desafíos actuales. A través del concepto de guerra no convencional, se interpreta las presiones externas como una prolongación moderna de los intentos históricos de derrocar la Revolución. Este enfoque no solo mantiene viva la memoria de aquellos eventos, sino que también orienta la política nacional e internacional del país. Comprender esta continuidad es fundamental para analizar la complejidad de la realidad cubana contemporánea.
Maricelys
18/4/25 1:23
Girón en la memoria es inspiración y símbolo de resistencia.
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