En las costas cubanas, más de 300 destacamentos civiles se erigen como una barrera firme contra el delito y la depredación ambiental. Son los Destacamentos Mirando al Mar, una estructura subordinada a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), cuya labor silenciosa pero vital protege la seguridad nacional y la biodiversidad cubana.
Fundado en 1959 como respuesta a la actividad de bandas en el territorio nacional y la infiltración de agentes en zonas litorales, los destacamentos fueron institucionalizados el 23 de septiembre de 1970. Desde entonces, han evolucionado en una fuerza organizada que colabora estrechamente con las Tropas Guardafronteras (TGF) en 75 municipios del país.
Julia Durruthy Molina, miembro del secretariado nacional de los CDR y responsable de la esfera de vigilancia y prevención, destacó en una entrevista con el periódico Granma que estos grupos “constituyen una estructura subordinada a la organización cederista, de crucial importancia en el cuidado de nuestras costas”.
La misión de los destacamentos incluye: interceptar recalos de droga y evitar su circulación, disminuir las salidas ilegales por vía marítima, combatir la pesca y comercialización ilícitas de especies como el camarón, la langosta y el carey, proteger la flora marina y enfrentar la caza furtiva de aves amenazadas como la cotorra cubana.Su labor se enmarca en la política de tolerancia cero a las drogas que mantiene Cuba, y se complementa con la capacitación brindada por especialistas del Ministerio del Interior, así como actividades conjuntas para prevenir hechos delictivos.
Además de sus acciones en el terreno, los destacamentos promueven círculos de interés en las escuelas, donde se informa a los más jóvenes sobre sus labores y se les motiva a participar en el futuro. Esta estrategia busca sembrar conciencia ambiental y compromiso ciudadano desde edades tempranas.
Compuestos por civiles y organizaciones de masas, los Destacamentos Mirando al Mar representan un modelo de participación comunitaria en la defensa del entorno. Su presencia en los litorales cubanos ha sido clave para rescatar drogas recaladas y reducir significativamente los delitos asociados al tráfico de personas y especies.
En un país rodeado por el mar, estos guardianes voluntarios continúan mirando al horizonte, atentos a cualquier amenaza, y reafirmando que la seguridad y la soberanía también se construyen desde la costa.
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